martes, 15 de diciembre de 2009

La crítica del Best Seller





domingo, 22 de noviembre de 2009

EBRO 1938 EN LA CORUÑA




Sábado 28 de noviembre de 2009

FNAC de La Coruña

18.30 horas

Presentación de EBRO 1938

a cargo de Oscar Losada

sábado, 21 de noviembre de 2009

EBRO 1938 EN VILANOVA I LA GELTRU




Jueves, 26 de noviembre de 2009
19.00 horas
Llibreria Ma'at
Rambla de la Pau, 31
Vilanova i la Geltru
Presenta Isabel Laso, escriptora i actriu

HAY QUIEN NUNCA SE RINDE

domingo, 8 de noviembre de 2009

EBRO 1938 EN PALMA DE MALLORCA

PRESENTACIÓN DEL BEST-SELLER EBRO 1938.
Palma de Mallorca.
13 de noviembre de 2009.
Librería Literanta. Ca'n Fortuny, 4A.
20.00 horas.
Presentan Jose Ramon Caubet Rovira y Rosa Ramos.

EBRO 1938 EN ALIBRI (BARCELONA)

Día: Jueves 12 de noviembre, a las 19h30 horas.
Lugar: ALIBRI Librería Calle Balmes, 26
08007 Barcelona
telf. 93 317 05 78

Presenta José Miguel Romaña, historiador, escritor y agente literario.

Al finalizar el acto se ofrecerá una copa de vino por gentileza de TORRES.

domingo, 1 de noviembre de 2009

EBRO 1938 EN BARCELONA



PRESENTACIÓN DEL BEST-SELLER EBRO 1938

JUEVES, 5 DE NOVIEMBRE de 2009

El Corte Inglés de Portal de l'Àngel

Sala de Ámbito Cultural

6ª Planta

19:00 horas

Presenta Claudia Bürk

miércoles, 28 de octubre de 2009

EBRO 1938 EN TARRAGONA



30 de octubre de 2009

Librería La Rambla

Rambla Nova, 99

(Tarragona)

19.30 horas

Presenta Josep Sanchez Cervelló

EBRO 1938 EN MADRID



EBRO 1938 EN MADRID
29 DE OCTUBRE

Presenta Mercedes Gil Garcia

Ambito Cultural - El Corte Inglés

Calle Serrano, 52

7a Planta


¡¡¡Os esperamos!!!

domingo, 18 de octubre de 2009

EBRO 1938 EN ZARAGOZA


Viernes. 23 de octubre de 2009.
Àmbito Cultural - El Corte Inglés
Paseo de la Independencia (Segunda Planta)
Zaragoza
19.30 horas
Presenta Santiago Morata

miércoles, 14 de octubre de 2009

RESEÑA DE EBRO 1938 POR LUIS VEA GARCÍA



Rubén García Cebollero ha escrito un libro profundamente triste pero a la vez enormemente vital. Rubén habla de los que no pudieron y a los que no les dejaron vivir, de esas vidas desperdiciadas en una contienda, de la inutilidad de la guerra. Y también de esa estúpida Europa que dejó que una generación se perdiera en un campo de batalla.

Rubén García Cebollero (1975) debuta en la novela con una historia que remuerde conciencias y que mordisquea los higadillos de los que ahora pretenden hacer una revisión de la historia tras ver Raza y no les reconcome la conciencia intentando ocultar la relación entre el Franquismo y el advenimiento del Nazismo. Y, seguramente, Rubén, no habrá deparado en que después de leer su historia uno se vuelve profundamente antieuropeo, porque desentraña todo el estiercol de las actuaciones de países tan "profundamente" democráticos como Francia e Inglaterra.

Por eso la novela de Rubén no es sólo que sea una buena novela, una gran novela -si me lo permiten-, además es muy oportuna para entender el advenimiento de una nueva generación de neofascistas. Pero la novela de Rubén García Cebollero no es solamente eso, además esconde un sinfín de vidas reales, de las que tienen nombre, de las que no hace falta imaginar, de juventudes perdidas y jamás recuperadas y también, para atizar a todos lados, demuestra la ingratitud de los que, devuelta la democracia a España y llamándose de izquierdas, no han sabido y no han querido recordar el sacrificio de una generación, de toda una generación y han mirado hacia otro lado.

No es hora de homenajes, es hora de dignidad y Rubén despedaza acción a acción y palabra tras palabra -y las palabras duelen, e, incluso, hacen llorar- la realidad vivida, la realidad no siempre ni entendida ni contada ni estudiada. Muchas veces oculta, otras tantas sublimada, incluso recreada y vendida desde el estranjero por relatos de otros que luego han sido considerados como grandes de la literatura como Hemingway.

Pero Rubén es más un Arturo Barea, es más un eslabón secuencial de quien ha heredado el pellizco de la guerra y ha tenido la inquietud de contarla, no sólo desde el punto de vista de vencedores ni de vencidos, también desde el punto de vista de adónde nos llevó, de las ilusiones que se perdieron en el camino. En eso no hay ni vencedores ni vencidos, algo que ya había leído a Barea.

Rubén es mucho más crudo y para ello no evita mancharse, ensuciarse, utilizar toda la violencia verbal de la que es capaz para recrear con realismo qué ocurrió en aquella batalla, en aquella larga batalla del Ebro. Y lo hace de maravilla con una puesta en escena que cambia constantemente de punto de vista, que rueda de personaje a personaje, personajes que son ya tan de carne y hueso como nuestros vecinos.

Rubén consigue algo más que una novela coral, consigue que la guerra hable por sí misma, a veces abusando de la enumeración, desasosegándonos constantemente, no dejándonos respirar ni un minuto para caer en el más cruel de los abismos donde incluso los amores se extinguen y las desgracias perduran por generaciones.

Rubén nos abandona a un texto emocionante, triste y a la vez un canto a vivir y a revivir la generación que no pudo hacerlo. Rememorando la historia de Maik, una de aquellas que se clava en la memoria de uno y que permanece, o la de Basilio y su correspondencia que jamás llegará a su destino.

Rubén nos vence con una narración que, además de no dejarnos respirar, nos conduce a revivir las desgracias de bombardeos, de metrallas, de pontoneros, de libertades traicionadas, de engaños furtivos de uno y otro lado, de mentiras, de derrotas, de fines, de historias que perduran. Y, sin embargo, cuánta ternura esconde la narración, cuánta delicadeza, cuánta lágrima derramada.

Rubén Garcia Cebollero descubre en la fiereza del paisaje destruido, en la desgracia de las vidas que no se vivieron la belleza de una narración serena, profunda y bien llevada.

Luis Vea García.

martes, 13 de octubre de 2009

RESEÑA DE EBRO 1938 POR VICENTE TORRES



Pensar que la guerra tiene vencedores no es del todo real. Esta es una de las ideas que se obtienen tras la lectura de este libro. Al conocer de cerca las inquietudes de quienes poblaban las trincheras, se percibe la realidad de las cosas. Y es que Rubén García Cebollero, en un intento tan poético como permite la guerra, cuenta la batalla del Ebro despacio, deteniendo el tiempo a veces, poniendo a los combatientes frente a nosotros, los lectores, con sus circunstancias, con su sed (algunos meaban en sus cantimploras y cuando se enfriaban bebían su orín), con su miedo.


La batalla se va librando en diferentes lugares, que se adivinan paradisíacos, por la cercanía del río, por la altura que van alcanzando, por las escarpaduras que se describen, y sobre esos paisajes caen las bombas, trayendo la muerte y la desolación, las arboledas son pasto de las llamas, el río parece llevar más sangre que agua, el hedor que desprenden los muertos llega a todas partes. Los chinches y los piojos campan a sus anchas.


En la novela no faltan las historias de amor (que en este caso no tiene más remedio que ser verdadero), rotas por los acontecimientos, en algún caso porque la guerra ha matado a los protagonistas, o parte de ellos, y otros porque los separa de forma irremediable y aunque se busquen no tienen modo de encontrarse.


Por lo menos, 17000 personas murieron en la batalla del Ebro y 75000 resultaron heridas. Son cifras que hablan por sí solas de lo encarnizado de los combates. Enrique Líster amenazaba con ajusticiar a aquellos de sus soldados que habiendo perdido un palmo de terreno no lo recuperasen inmediatamente. Este era el día a día de unos jóvenes, a veces imberbes, que se vieron abocados a una guerra sin sentido, de cuyas secuelas no se iban a recuperar jamás.


En la novela se adjuntan notas del gobierno alemán, fechadas a finales de 1938, en las que se reconoce que sin ayuda es imposible que las tropas de Franco resulten vencedoras. Se plantea también la pregunta, y probablemente no está fuera de lugar, acerca de lo que hubiera ocurrido en el mundo de haber sido otro el resultado de la guerra española. ¿Habría tenido lugar la guerra mundial?


Vicente Torres

sábado, 10 de octubre de 2009

INVITACIÓN A LA PRESENTACIÓN EN BARCELONA DE EBRO 1938 EN BARCELONA



El próximo viernes 16 de octubre de 2009 se presenta EBRO 1938.


Lugar: Librería Bertrand (Rambla de Cataluña, 37)

Hora: 19.30

Presentador: Luis Vea García


¡¡¡Estáis tod@s invitad@s!!!



Aquí os dejo entrevista publicada en Letras (Fuengirola)/ nº15 /año 09/ octubre/ http://www.alvaeno.com/letras.htm Página 8

Entrevista a Rubén García cebollero, autor de Ebro 1938 Por Salvador Moreno Valencia
Hace unos años paseando por la orilla del Ebro a su paso por Zaragoza, me llamó la atención un hombre sentado con los pies hacia el río en uno de los puentes que atraviesan el curso del mismo. Era un puente moderno, de esos que parecen mantis religiosas dispuestas a devorar a sus machos tras la cópula. Me acerqué y en tono irónico le dije que no se tirara, que si tenía intención de suicidarse lo hiciera en otro lugar, o al menos esperase a que yo no estuviera presente. El tipo sonrío y me miró con suspicacia, y dijo que no pretendía acabar con su vida, pero que sí quería escribir sobre La Batalla del Ebro que a lo peor, dijo, es incluso más grave que el suicidio, escribirla, aclaró. En unos instantes estuvo de pie delante de mí. Un hombre alto, fuerte, con facciones bien armonizadas,ojos oscuros, tez morena… Podría ser este encabezamiento real, pero no lo es, sí lo es, sin embargo, el hombre que en él se describe, Rubén García Cebollero, un escritor natural de Vilanova i la Geltrú, y que tiene en su haber algunas menciones y premios tanto de novela como de poesía. Y para saber algo más sobre él, sobre el hombre, sobre el escritor, sobre su obra voy a hacerle unas preguntas. No se llamen a engaño, esta entrevista es vía e‐mail, aunque podíamos haberla realizado, por ejemplo en el Castillo de Miravet a cuyos pies tomó Robert Capa la foto de los soldados cruzando el Ebro.
Salvador Moreno Valencia: ¡Hola Rubén! Tu novela Ebro 1938 se presentará en octubre, pero llevas todo el verano con la promoción, ¿el tema de la guerra civil ha sido un buen filón para los escritores en estos últimos años?
Rubén García Cebollero: En plena guerra civil ya se escribieron grandes obras, como Valor y miedo, de Arturo Barea, o los cuentos de Rodoreda, o las crónicas de Hemingway, y desde entonces si se ha tratado la guerra civil es por muchos motivos,pero en mi caso no pensaba en filones ni en promocionar nada, sino en contar la historia de una batalla que marcó muchas vidas, y en la que confluyeron muchas emociones, ideas y esperanzas.
SMV: ¿Un homenaje a aquellos hombres y mujeres que lucharon en ella?
RUGAC: Es un homenaje a quienes lucharon en ella, y a quienes la padecieron, fueran del bando que fueran, y esperaran lo que esperaran de la guerra. Necesitaba comprender el odio que rebosa la guerra civil y que, por desgracia, causó heridas de difícil cauterización.
SMV: Para escribir la novela has debido investigar mucho, ¿cuánto tiempo te llevó escribirla?
RUGAC: Empecé en 1998 y, tras varias versiones, la presenté al Premio Planeta en 2004, donde fue finalista. No acababa de estar satisfecho y la estuve revisando hasta el 2008. Como decía Borges, los textos a veces no se terminan, se abandonan. Esta novela es un texto sensible, que iba más allá del corazón o de los números, y que representaba mucho más que otras obras que he escrito. La investigación con bibliotecas, lecturas, librerías de viejo, entrevistas, películas, documentales, canciones y demás ha sido una parte de mi vida, y lo sigue siendo, que espero sirva para preservar algo de la memoria histórica en favor de la paz.
SMV: ¿Hay algún motivo especial que te haya llevado a escribir sobre La Batalla del Ebro, a parte del histórico?
RUGAC: Sí, lo explicaba en ebro1938.blogspot.com, y la idea nació en 1998, en el 60 aniversario del paso del Ebro, al recordar una historia del bisabuelo, que combatió allí, que mi padre me explicaba. Algo sencillo: no podían fumar por las noches, porque el punto de luz del cigarrillo, en las trincheras, servía al enemigo para apuntar, disparar y matar. Era una estúpida forma de morir, y una muestra del odio que lo cegó todo.
SMV: ¿Son héroes o mártires los protagonistas de Ebro 1938?
RUGAC: Ni una cosa ni la otra. Y ambas cosas a su modo. En toda guerra hay actos heroicos, y en toda guerra hay mártires. Los protagonistas son personas de papel, o personajes de carne y hueso, según se mire que interactúan en un plano histórico real, y en un tiempo concreto, pero proyectado hacia el futuro, hacia la paz, y hacia el respeto.
SMV: Cuando se escucha Ebro, se suele relacionar con Zaragoza, por desconocimiento, evidentemente, de las tierras por las que cursa el río, ¿cómo es el Ebro que tú conoces?
RUGAC: El Ebro que conozco incluye también Zaragoza. De hecho hay un recurso técnico que proviene de la obra “Zaragoza”, de Galdós, y que venía a ser el reflejo de lo que el río provoca en mí: el Ebro somos todos. Cada vez que cruzo el Ebro, sea por el puente que sea, o en barcaza, no es lo que conozco sino lo que siento lo que cuenta, lo que respeto, lo que impresiona. Me siento como el viejo en el puente del cuento de Hemingway.
SMV: En 2004 fuiste finalista del premio Planeta de novela con La batalla de la Tierra Alta, bajo el título de Frente del Ebro 1938, ¿por qué dejas pasar tanto tiempo para que la novela sea editada?
RUGAC: Editar para mí no es tan importante como escribir. No escribo para ganarme la vida, así que el tiempo es relativo en la carrera literaria. Empecé a guardar parte de lo que escribía a los catorce, y nunca me he puesto fechas, aunque sí previsiones. Ahora, por ejemplo, estoy acabando una trilogía sobre almogávares, y pronto se publicará la primera de las tres novelas. Con EBRO 1938, en su momento, otras editoriales pudieron publicarla, aunque no les interesó, y a mí no me interesaba cambiar la historia para hacerla más comercial. Siempre he preferido ser fiel al respeto que cada obra merece. Hoy en día, en la estela de las “operaciones triunfo” y demás parece que el tesón, la paciencia y el esfuerzo no cuenten, pero la naturaleza sabe que todo tiene su ritmo, su porqué y su momento.
SMV: Escribes desde los catorce años, ¿eres un intelectual precoz?
RUGAC: Más que precoz diría tenaz, y más que intelectual, inquieto, curioso e inconformista.
SMV: ¿Entenderías el mundo si no escribieras?
RUGAC: Escribimos para entenderlo pero el mundo si no escribiera, para mí no sería el mundo. Escribir es manera de mezclar el conocimiento y la comunicación para, al menos, intentar desvelar algún misterio, algún atisbo, alguna razón que nos permita ser mejores, vivir mejor, o hallar un mínimo consuelo ante la muerte.
SMV: ¿Actor en los ratos de ocio?
RUGAC: Sí, de cortos y de teatro (Katharsis Teatre) pero más por amistad que por vocación. Uno debe ser el primero en reconocer qué se le da bien, y qué no, y debí perderme algunas clases de ocio de Barrio Sésamo, así que supongo que debo ser uno de los peores actores, sino el peor, que conozco. Lo que pasa es que, rodeado de buenas actrices, como es el caso, cuesta mucho que se note.
SMV: ¿Con cuál personaje de Blade Runner te identificas?
RUGAC: Uff… menuda pregunta. Si hay que optar entre ser un replicante o un humano, prefiero ser el personaje de Deckard (Harrison Ford) aunque la frase que más me gusta es la de Roy, antes de morir.
SMV: ¿Harry el sucio?
RUGAC: Clint Eastwood es un excelente actor, con algunas películas no tan buenas, pero si tengo que escoger entre sus trabajos antes que Harry prefiero a Josey Wales (El fuera de la ley) en la guerra civil americana.
SMV: ¿Qué harías para acabar con las diferencias sociales?
RUCAG: Hacerme presidente del gobierno, pero no sé quién me convencería porque, por desgracia, sabría bien qué hacer y, por desgracia, quienes suelen acabar mandando no son nunca quienes deberían, sino quienes parecen los mejores entre los menos malos. He estudiado Derecho, Humanidades y aún he de acabar Publicidad y Relaciones Públicas, y seguir estudiando y escribiendo, si puedo, pero las diferencias sociales no pueden acabar por una única persona, sino porque un líder consiga aglutinar un cambio de mentalidad y que valores en teoría buenos, por ejemplo, los cristianos, los marxistas, los éticos se impongan a partir de la sociedad y no al revés.
SMV: Volvamos a Ebro 1938, ¿qué esperas del lector ante una novela histórica como esta?
RUCAG: Espero que el lector busque algo diferente, que quiera leer una sucesión de historias dentro de la historia, que quiera saber, vivir o desvelar algo en lo más profundo de su ser que lo lleve a entender mejor lo incomprensibles que son las guerras, que siempre estamos en manos de una minoría a la que nada interesa la mayoría, y que sólo se vive el tiempo que se ama.
SMV: ¿Eres un apasionado de la literatura histórica?
RUCAG: Soy un apasionado de la literatura, en todos sus géneros. Desde la poesía, para la que nunca suelen correr los buenos tiempos, pero que es la cuna de nuestra civilización occidental, hasta la microficción, el relato y la novela. Como es natural, me apasiona la literatura histórica que, según en manos de quien, puede ser más o menos histórica, y más o menos literaria, y por eso estoy redactando unos apuntes de novela histórica con la opinión de otros/as escritores/as, a los que debo agradecer su generosa colaboración, la experiencia y la buena acogida.
SMV: Rubén te doy las gracias en mi nombre y en el de Letras (Fuengirola), por tu amabilidad al prestarte a responder estas preguntas, te deseo lo mejor con tu libro Ebro 1938, que espero leer con pasión. Una última pregunta, ¿eres de los que nunca se rinden?
RUCAG: Sin duda: soy de los que nunca se rinden. De los que saben que todos morimos, pero que la forma en que lo hacemos nunca dice lo mismo. Y que recuerda a Baroja (si quieres hacer algo en la vida no creas en la palabra imposible), a Cela (el que resiste gana), a Rodoreda (la vida está en los detalles), y a tantos otros para seguir alentando obras literarias que piensen más en el/la lector/a que en las cifras, las fotos y las ventas. Gracias por vuestro interés, y ojalá disfrutéis tanto la lectura de EBRO 1938 como disfruté yo creándola, recreándola y sintiéndola.
http://ebro1938.blogspot.com/

martes, 6 de octubre de 2009

sábado, 3 de octubre de 2009

EBRO 1938. El trailer sin créditos

Aquí tenéis el trailer sin créditos de EBRO 1938.

Mi agradecimiento a: Pau Piqueras Gomez, como actor.

A Xavi, Sergi y Gerard por su trabajo tras la cámara, con las luces, los planos y bajo el sol del 25 de julio en Fayón.

A los miembros de la MHM EBRO 1938 y a todos los participantes en la recreación.

Muchísimas gracias.)

http://www.youtube.com/watch?v=mJt1i6N1APk

EBRO 1938 Un fragmento del libro




Aquí teneis un enlace a un fragmento del libro:

http://www.nowtilus.com/descargas/N_EBRO1938_r.pdf

miércoles, 30 de septiembre de 2009

EBRO 1938. Una entrevista;)




http://es.globedia.com/ebro-1938-entrevista-ruben-garcia-cebollero-novelista-poeta_1

domingo, 20 de septiembre de 2009

EBRO 1938 La quinta del biberón




La imagen pertenece a "La quinta del biberó. Els anys perduts" de Emma Aixalà, y reproduce la portada del 27 de julio de 1938, de La Vanguardia, en la que el ejército republicano cruza el Ebro.


En EBRO 1938 aparecen también algunos "biberones" que, como explica Aixalà, entre otros/as, iban al frente con la ropa de soldado, la mochila, un cubierto, un plato, un vaso, una manta y un fusil.


A algunos les tocaría dormir bajo la lluvia, a otros tender cables o hacer funcionar teléfonos, tras los gritos de la instrucción, breve: Un, dos, un, dos, media vuelta, izquierda, derecha.


Algunos padecían los discursos políticos de los superiores, o las primeras borracheras con los compañeros.


En La Fatarella recordarían el fuerte olor a vino que desprendían las calles. En la Punta Targa el comisario Portal daría 4 horas a los del Tercio de Requetés para que retiraran a los muertos, y heridos, caídos en las alambradas de Cuatro Caminos.

A algunos se les llagaron las manos por cavar aquell áspera, seca y rocosa tierra en la que costaba conseguir un centímetro, para construir parapetos, trincheras y refugios.


En la calle principal de Corbera había una bodega con enormes tinajas, que algunos visitaban cada día. Otros se deshidrataban en Pandols y Cavalls.


Existen tantas batallas como combatientes hubo. O más. Así que ahora recordaré una que recogía el 25 de julio de 2008, La Vanguardia, en la boca del señor Eudald Vila.


Eudald contaba: "De los 800 miembros de mi batallón, ¡una semana después de cruzar el río... ya sólo quedábamos 350! Lo peor fue el calor, la sed espantosa. El olor a cadáver. Nuestro pánico bajo bombas, granadas, balas... Tomábamos una cota, y éramos dianas. El 24 de septiembre llovían obuses y fuego. Avanzábamos saltando de cráter en cráter. Y una ráfaga separó la cabeza del cuerpo de un compañero a pocos metros. Otro cayó sobre una bomba y su cuerpo voló descuartizado, y sus despojos colgaron de las ramas de un olivo. Oías gritar ¡madre, madre! entre los chicos que caían. Yo sólo he llorado una vez en mi vida: el día que un amigo herido me decía adiós al ser evacuado en camilla. ¡Que solo me sentí allí en aquel momento!".

Hay historias que deben ser contadas. Siempre. Que deben recordar lo inútil que es la guerra. Que deben recordarnos, pese a todo, que hay quien nunca se rinde.

domingo, 6 de septiembre de 2009

EBRO 1938. Las brigadas internacionales



La foto fue publicada en La Vanguardia del domingo 30 de octubre de 1938. Al pie decía: "varias de las gloriosas banderas de los batallones internacionales".



En EBRO 1938 la presencia de las brigadas internacionales destaca en el capítulo de su despedida, pero también en el resto de la novela. Debo agradecer la labor de historiadores como Angela Jackson, y su "Més enllà del camp de batalla", César Vidal y "Las brigadas internacionales", Rémi Sloutelsky por "Novedad en el frente", Peter N. Carroll por "La odisea de la Brigada Abraham Lincoln", Chris Henry por "The Ebro 1938", o "Las brigadas internacionales" del CEDOBI, lo mismo que la memoria de brigadistas como Artur London ("Se levantaron antes del alba"), o Alun Menai Williams, que en paz descanse, con su "I vaig tornar a creuar l'Ebre", entre otros.


El historiador francés, Rémi Skoutelsky, iniciaba el capítulo segundo de su citada obra con una frase de Vladimir Jankelevich: "hay que empezar por el principio, y en el principio está el coraje".


En el final podríamos poner lo que escribió Edwin Rolfe: "Hombres de todos los rincones yacen aquí unos junto a otros, en paz ahora después de la crucial tortura del combate".


Dolores Ibarruri, La Pasionaria, les despidió diciendo: "Vosotros sois la Historia. Vosotros sois leyenda".


En la sierra de Pàndols un monolito, construido por Percy Ludwig y los de la XV Brigada, aún sigue recordando a los voluntarios, de 53 naciones, que intentaban defender los principios de libertad y convivencia internacional.


Uno de ellos, Sol Frankel, a los 87 años, sin poder mover el brazo derecho a causa de un balazo recibido en el Ebro, comentaba: "Perdimos la guerra, sí, pero si volviera a nacer volvería a luchar contra el fascismo". Estaba orgulloso de haber peleado junto a los republicanos, decía, con la cabeza alta.


Pero muchos nunca volvieron. Por ejemplo, los del batallón Vaillant-Couturier, que entre Amposta y el molino de arroz, cruzaron el Ebro. En la otra orilla recibieron fuego de ametralladoras y bombas de mano. Ni uno solo regresó.


Tampoco volvieron la mayoría del batallón Commune de París. Aunque consiguieron establecer una cabeza de puente, de unos cuatrocientos metros, fueron contraatacados, se quedaron sin municiones, y al llegar la noche no eran ni 100 de 800 los que aún estaban vivos.


Milton Wolff, el Lobo, diría años después: " de nuestro batallón (el Lincoln) formado por 3.000 hombres, 900 están enterrados en tierra española".


Con 27 años, el matemático David Guest falleció cerca de Mora de Ebro. En una carta a su madre decía: "Esta es una de las batallas más decisivas que nunca se hayan dado para el futuro de la raza humana, y todas las consideraciones personales se esfuman ante tal hecho".


En silencio sabemos que hay quien nunca se rinde.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

EBRO 1938. La foto de Miravet



Quizá sea la foto más famosa del paso del Ebro.


Hay otra foto en la que los soldados y las barcas republicanas cruzan el Ebro. Como explica Oriol Junqueras, en La batalla de l'Ebre, la conferencia que después publicó en 2007 Edicions La Guineu, la foto es falsa y se tomó una vez ya había comenzado la batalla.


Robert Capa toma una barca con soldados y los pone allí en medio para lograr una hermosa foto, con el privilegiado entorno de Miravet, y su castillo al fondo. La foto de los soldados que cruzan el río.


Lástima que ningún soldado en su sano juicio cruzara el río por allí, en ese punto, donde los márgenes del Ebro son altos y escarpados. Lástima que en Miravet el paso se hiciera por otro lugar, por el Paso de Barca, mucho más plano, que atravesó la 9a Brigada.


Como explica Joan Massana, en Memòries d'un soldat de l'exèrcit popular, las tropas pasaron por un cañizal inmenso y muy espeso. Alrededor de las 2 de la mañana. Los nacionales se refugiaron en el castillo, que estaba fortificado y tenía dos líneas de alambradas. Se rindieron. Había moros del Tabor de regulares, y tropas del 50 batallón de la 150 brigada.


Joan Massana vio como moría Tomàs Estella, bajo la ráfaga de ametralladora que le descargó un sargento moro. El capitán, Bartolo, le disparó e hirió, y éste se refugió en la parte trasera del castillo. El capitán y dos soldados más lo persiguieron, y lo mataron junto a otra persona más. En el castillo quedaban los prisioneros, y abundante material de guerra.


Pero hay muchas más historias, en Miravet, y en EBRO 1938. Porque todos sabemos que hay quien nunca se rinde.

martes, 1 de septiembre de 2009

EBRO 1938. La guerra en el aire



La foto es del libro "La guerra en el aire". Son pilotos alemanes, de la Luftwaffe.


Según "la guerra en el aire", el Stuka era un proyecto de Ernst Udet, quien compró en Estados Unidos dos Curtiss Hawk de bombardeo en picado con treinta mil dólares que le proporcionó su jefe y amigo Herman Göring... Fue idea del propio Udet colocarles las agudas sirenas llamadas "Trompetas de Jericó", que producían un estridente sonido, que ocasionada mayor pavor y motivaba que los defensores tiraran las armas y huyeran.


En el Ebro hubo Stukas que, "por su carácter secreto sólo pilotaron los alemanes que se los llevaron cuando se acabó la guerra".


Hace unos años le preguntaron al Lobo, a Milton Wolff (autor de "Otra Colina) y brigadista internacional en el 38, qué lección se llevó de aquellos años. Y Wolff respondió: "Tienes que jugar a todo o nada, hasta los cojones, como dicen aquí. No puedes quedarte a medias".


Quizá, por eso, aunque sea bajo los Stukas, en EBRO 1938 hay quien nunca se rinde.

martes, 18 de agosto de 2009

EBRO 1938: Castillo de Miravet


La foto es del pasado julio de 2009. En EBRO 1938 el paisaje es una forma más de narrativa, y el Castillo de Miravet, con resonancias templarias, no sólo es tierra de paso, testigo de una de las fotos más famosas que recuerdan el paso del río, sino también símbolo de la vida y la muerte junto al EBRO.

En Miravet, aquel julio de 1938 el agua apenas llegaba hasta la rodilla. A las dos de la tarde (hora republicana) del martes 26 de julio caía el castillo. El comandante dormía en calzoncillos y apresan a 60 o 70 soldados. La famosa foto se tomó cuando el paso del Ebro ya había tenido lugar. En la zona que va de la Peixera hasta el Molí salat. Un grupo de soldados pasando el Ebro.


Gente de Mora, gente traidora.
Avisad a los de Falset
que las brujas se pelean
en el castillo de Miravet


El castillo se eleva a ciento veinticinco metros de altitud y está a ocho kilómetros de Mora de Ebro, por Benisanet. Por Pinell de Brai comunica con Tortosa y Gandesa entre otros. El castillo, con los impactos de bala, y las majestuosas vistas sobre el río, nos recuerda que: hay quien nunca se rinde.

sábado, 18 de julio de 2009

EBRO 1938. Los personajes (Carmela Miró Winkler)



La imagen pertenece al libro "Perill de Bombardeig! Barcelona sota les bombes (1936-1939)", de Santiago i Elisenda Albertí, publicado en 2004.


La imagen pertenece al resultado de uno de los bombardeos que los Savoia S81, que bendecía el Papa, perpetró sobre Barcelona.


En Ebro 1938 Carmela Miró Winkler, una bibliotecaria del SBF (Servicio de Bibliotecas del Frente) refleja lo que vivió la retaguardia, la Barcelona del 38, como bien documentan Santiago y Elisenda Albertí al referirse a uno de los bombardeos que afectó a las calles Provenza, y Aragón:


"casas desplomadas, árboles por el suelo, agujeros fantásticos, las barandas de la vía del tren de la calle Aragón caídas, galerías hechas añicos, vidrios rotos por todas partes"...


"todos los vidrios de casa estaban rotos y muchos clavados como flechas en la pared del fondo de las habitaciones, ya que la presión del aire es tan fuerte que los vidrios son arrastrados con violencia"...


2/3 de las víctimas de los bombardeos acostumbraron a ser mujeres y niños. Las bombas caían "deliberadamente" en el centro de Barcelona, donde la gente comía, paseaba, o descansaba en sus camas, y en muchos casos los niños volaban en pedazos, y en otros las bombas les vaciaban las entrañas.


Carmela Miró, de los Servicios de Cultura del Frente, primero verá el frente en los diarios. Después, casi lo tocará. E irá más lejos por el brigadista internacional Maik O'Donell Berger, conductor de ambulancias, voluntario de la brigada Lincoln.


Pese a la guerra los sentimientos viven, nacen, mueren. El amor debe derribar barreras, no puede limitarse a mirarlas y sentir que son demasiado altas o demasiado difíciles de escalar. Con Carmela sabemos que, salgan o no bien las cosas, hay quien nunca se rinde.

martes, 14 de julio de 2009

EBRO 1938. Los personajes (Diego Zaldívar)




Diego Zaldívar pertenece a la Tercera Escuadrilla de cazas republicanos, a las órdenes de Bravo, que lleva en su cola por símbolo una ficha de dominó, el seis doble; aunque a Diego le gustan más los de la Cuarta y Séptima que lucen en sus colas a un simpático Popeye. Se formó como piloto en la academia rusa de Kirovabad, Azerbaiyán.

Diego luce una cazadora negra con elásticos y cuello de piel, unas botas katiuskas y los ojos perdidos en su inquietante campo de visión. ¿Dónde está el enemigo?


Diego pilota con sus botas, cuya suela es de goma, y sus gafas de cristal inastillable y teñido. Ahí están los fiat y los Me-109.


Resulta inevitable al pensar en el Ebro no hablar de la aviación. Aunque habrá tiempo de hablar de otros aviones y de otros pilotos, he querido recordar las peripecias de Diego Zaldívar, sobre el frente del Ebro. Debo agradecer "Combate sobre España (memorias de un piloto de caza)" de José Larios (Editorial San Martín, y otros libros como la "Galería de aviones de la guerra civil española (1936-1939) de Juan Abellán García-Muñoz (Ministerio de Defensa - Instituto de Historia y Cultura Aeronáuticas).


En EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, Diego Zaldívar pilota su I-16, su polikarpov del tipo 10, pisa la barra del timón, y lo tuerce hacia donde hace falta.
En el cielo que cubre la batalla combate Diego, y sabemos lo fácil que es, como decía Marco Aurelio, que nuestras vidas se pierdan en instantes:


Un instante y habrás olvidado todo; otro, y todos te habrán olvidado.



Sin embargo, hay quien nunca se rinde.

martes, 7 de julio de 2009

EBRO 1938. Las ciudades (Gandesa)



Por Rubén García Cebollero




La foto es de Marcel Puig, y no es de 1938. Resulta inevitable hablar de Gandesa y muchos son los libros, y los testimonios, que aquí quiero agradecer.

De entrada, al incombustible señor Francisco Cabrera Castillo, autor de Del Ebro a Gandesa, Almena, Madrid, 2002, por las conversaciones de unos años atrás, así como al ilustre Luis María Mezquida por sus 3 volúmenes de La batalla del Ebro. Diputación provincial de Tarragona, 1963-1967-1970 (3 volúmenes).

En EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, no podía faltar Gandesa. No podía faltar el tono cantado de:

si me quieres escribir
ya sabes mi paradero
en el frente de Gandesa
primera línea de fuego

Gandesa estaba también presente en la novela "Se ha ocupado el kilómetro 6 (contestación a Remarque)" de Cecilio Benítez de Castro, que fue defendida por las tropas del alzamiento, y desde cuyo campanario saludaban con balas.


La iglesia de la Asunción contemplaba los parduscos campos, los viñedos y los árboles que asistían atónitos al inclemente intercambio de fuegos. El alcalde de Gandesa era Xavier Sicart Soler. A las puertas de la población había sacos terreros, parapetos y un control formado por guardias civiles, algunos paisanos armados y algunas fuerzas de orden público.

Meses antes del paso del Ebro, el brigadista internacional Robert Merryman murió junto a los surcos de un campo de viñedos cerca de Gandesa. Con sus botas de caña, sus pantalones de montar, su abrigo, su gorra de plato y sus gafas redondas.


Las guerras se cuentan por muertos, por bombardeos, por dolor. En Gandesa está el CEBE, el Centro de Estudios de la Batalla del Ebro, que apareció mucho antes del COMEBE, el Consorcio de Museización de los Espacios de la Batalla del Ebro, y como diría en la prensa años después Don Antoni Ferrés, vecino de Gandesa, en aquel tiempo: "no podíamos salir de las trincheras ni para hacer nuestras necesidades, todo lo que comíamos era enlatado, teníamos mucha sed y calor”.


El tiempo pasa y la metralla calla. Pero el silencio sabe que hay quien nunca se rinde.

martes, 30 de junio de 2009

EBRO 1938: Sierra de Pandols (Cota 705)



Por Rubén García Cebollero


Quiero agradecer también la labor de Miquel Estruel i Isern. Tiempo habrá de citar otras obras y otros autores, pero ahora quiero señalar su "Serra de Pàndols. Cota 705. Història de la Lleva del Biberó - 41" que en 1998 publicó la Agrupació de Supervivents de la Lleva del Biberó - 41.

Por ello la foto ilustra el monumento a la paz, la reconciliación y la concordia.


Quizá más adelante cuelgue fotos de algunas de las fotos (todo el mundo sabe que la fotográfía se me da fatal, pero algo es algo) que tomé hace unos años. Una de dichas fotos es de la cota 705, a la que llegué con una increíble emoción, un día de semana santa, donde parecía que nadie más quisiera estar allí, y donde bajo el azul infinito del cielo sólo Gandesa me miraba a lo lejos.


Imposible no recordar los versos de Josep Gual:



Avui he tornat
a la serra de Pàndols.
I a la cova he trobat
les sabates d'en Jaume.
Un forat a les soles
i una pinta de bales,
dins un plat enfangat
tres cascots de metralla.
Des de l'any trenta-vuit
jo no havia tornat
a la serra de Pàndols.
I a la cova han quedat
les sabates d'en Jaume.

Traducción: Hoy he vuelto / a la sierra de Pándols./ Y en la cueva he hallado/ los zapatos del Jaime/. Un agujero en las suelas/ y una cinta de balas/ en un plato enfangado/ tres cascotes de metralla./ desde el año treinta y ocho/ no había vuelto yo/ a la sierra de Pandols./ Y en la cueva han quedado/ los zapatos del Jaime.


Las nubes, la luz, el cielo. La cota 705. La que cayó el catorce de agosto del 38. La de la ermita de Santa Magdalena. Una línia como el camino de la Fontcalda que nos recuerda que Pandols es una sierra desolada, sin agua, sombra ni casas. Una cadena de azuladas montañas de pizarra al sur del frente.


Y que a veces nos toca estar donde no queremos, donde no hay más remedio, donde no hay más salida. Y aún así: hay quien nunca se rinde.

domingo, 28 de junio de 2009

EBRO 1938. Las ciudades (Angüés)


Por Rubén García Cebollero


La foto es de la iglesia de Angüés, villa del somontano oscense, de la que es natal el personaje de Roque Esparza, uno de los pontoneros republicanos en el Ebro, y por la que pasaron las tropas de Líster en el 37.



Quiero agradecer aquí la obra de José María Ferrer Salillas, y de María Ángeles Albió Zamora, "Angüés (historia, vida y costumbres de una villa del Somontano oscense), publicada en la Colección Cosas Nuestras, 21, y editada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación de Huesca) en 1998.


En el primer capítulo de EBRO 1938 uno sabe que Angüés huele a tierra seca, a grillo, a sudor y rastrojo de polvorientos caminos, vides y trigales. Pero también da la fuerza a pontoneros como Roque de los que aún hoy en día se canta:


Aunque me tiren el puente
y también la pasarela
me verás cruzar el ebro
en un barquito de vela.
Cien mil veces que los tiren
cien mil veces los haremos
tenemos cabeza dura
los del cuerpo de ingenieros.


Cerca de Angüés está el río Alcanadre, que nada tiene que ver con la abundancia del Ebro, pero cuyo puente colgado fue quemado, en la carretera que lleva a Barbastro, para que no llegaran al pueblo los republicanos. La onceava brigada de Líster, en agosto del treinta y siete, llegó y lo ocupó por las armas. Roque se marchó con ellos.


No muy lejos de Angüés está Peraltilla, de donde era el señor Jesús Lacoma Langlara quien había sido compañero de los de la 130 de la 43, en su batallón 520, y en la bolsa de Bielsa se pasó a los nacionales. Peraltilla, su pueblo, ya estaba en la otra zona. Pasó de bailar en Abizanda con las mozas del lugar a hacer trincheras en Boltaña y verse expulsado a Francia, y de allí a Villarobledo de Santander. Los nacionales lo enviaron al Ebro y lo que tomaban de día lo perdían de noche, sin descanso. Dormían de dos en dos, espalda contra espalda y con dos mantas, la de arriba chupida de humedad. Había uno de Rodellar llamado Modesto Nasarre que le dio por muerto al escribir a casa, y un poco más y el padre Marcelino en Peraltilla hasta le hace una misa. Luchó por dos duros diarios viendo morir a la gente como conejos.
Casi la misma tierra. Casi dos hombres distintos.


El mismo sol de Angüés que lucía en el Ebro.


Y Roque Esparza estira de la soga, junto al resto de pontoneros, y recuerda pajares y mozas, cansancios y placeres, de los que ahora sólo quedan rescoldos en la memoria.


La de quienes sabemos que hay quien nunca se rinde.

viernes, 26 de junio de 2009

EBRO 1938. Las ciudades (La Garriga)


Por Rubén García Cebollero


Decía Miguel Delibes que una novela es un hombre, una pasión, un paisaje. En el caso de EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, uno de esos paisajes es el de la Garriga, donde en 1938 había un campo de aviación, y por donde algunas tropas de brigadistas internacionales se retiraron tras la retirada.


Merecido es aquí recordar a Josep Corominas Colet, que en paz descanse, y que en aquella época era oficial de artillería en la 130 brigada de la 43 División republicana, con cuyo testimonio se da epílogo a los 14 capítulos en los que se construye la novela.


La misma gratitud debo al historiador y librero Joan Hernandes i Oliveras, pues EBRO 1938, la batalla de la Tierra Alta, empezó a gestarse en 1998, una época en que muchas cosas eran diferentes y en las que aún habías testimonios orales hoy perdidos.


También debo agradecer al historiador Santiago Cucurrella i Fernandes la lectura de la primera versión, por fortuna reescrita con mejor fortuna en los años posteriores, así como el ejemplo y la amistad mientras esta novela nacía.


Hablar de la Garriga es hablar de una parte de mi vida, la del escritor, y al mismo tiempo de una parte de la vida del personaje, uno de los personajes (Basilio Perich), de la novela. Un personaje marcado por el bombardeo de Granollers (del que hablaremos más adelante) y que debe sobrellevar las pérdidas que la guerra ocasiona en plena batalla del Ebro.


Hablar de la Garriga en 1938 requiere agradecer el trabajo de Joan Garriga i Andreu, con su "Revolta i Guerra Civil a la Garriga (Vallès Oriental) 1936-1939" que editó L'Aixernador, en Argentona, en 1986, y fue reimpreso en 1993.


La fotografía de este post es un bombardeo de la Garriga. Una población, en 1938, en la que había más de tres centenares de niños asturianos, en los refugios infantiles, con sus maestros de las escuelas hogares.
¿Pero qué sucedió con Berta y César, mujer e hijo de Basilio Perich? ¿Qué sucedió con él, y con tantos otros? ¿Qué fue en verdad la batalla del Ebro?


Para contestar a éstas y a muchas otras preguntas me embarqué en EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, y descubrí cuánto puede doler un treinta y uno de mayo, una victoria, una derrota.

miércoles, 24 de junio de 2009

¿Por qué he escrito EBRO 1938 (la batalla de la tierra alta)?

Por Rubén García Cebollero



Mi padre me cóntaba cómo el bisabuelo le contaba que, por las noches, en el frente del Ebro no podían encender los cigarrillos, pues ese breve punto de luz servía para apuntar al enemigo.

Fue a finales de 1998 cuando quise saber más, y quise contar más. Ahí empezó una locura que culminará en octubre, con la publicación de la novela EBRO 1938 (la batalla de la tierra alta) y hasta entonces espero ir explicando algo más de este lento, pero gratificante, proceso.

Habrá mucho de lo que hablar, de uno y otro bando, y animo a todos aquellos que perdieran a un familiar que hagan constar por aquí sus nombres y sus causas. Esta semana ha fallecido Vicenç Ferrer, en la India, y él también estuvo en la batalla del Ebro.

Las palabras de hoy las dedico a Jaskel Honigstein, el último caído de las brigadas internacionales, recordando el poema de José Herrera Petere, que en una de sus estrofas dice así:

Que los abetos se yergan
en las umbrías polacas
de orgullo, como el olivo
del valle del Ebro en llamas.



En los próximos días hablaremos del trabajo de otros/as escritores/as e historiadores/as sobre la batalla del Ebro.

Con respeto, cualquier aportación será bienvenida.

martes, 23 de junio de 2009

EBRO 1938 (Día Cero)

En el catálogo de la editorial Nowtilus de octubre, que se hará público en julio, ya podréis ver la portada de la Primera Edición (que empecé a escribir en 1998) de:

EBRO 1938

Sinopsis: A través de diversos personajes se narra la batalla del Ebro. Desde los preparativos para la misma hasta el repaso del Ebro. Los personajes pertenencen al bando nacional y al republicano. Se dedica un capítulo al pacto de Munich y otro a la despedida de los brigadistas internacionales.

RESUMEN:

Vicente Rojo tiene el plan. Lo presenta al Consejo. El ejército del Ebro se prepara para cruzar el río. Pedro Hernandez, Roque Esparza, Pablo Uriguen, Maik, todos usan pontones, botes pequeños, ametralladoras y morteros. Pasan el Ebro a las cero horas, quince minutos. 25 de julio de 1938. Las tropas republicanas avanzan hasta donde se les diga.

La bibliotecaria Carmela Miró escucha el parte radiofónico. La operación ha comenzado y todo marcha bien. Entre Mequinenza y Amposta, los republicanos toman el castillo de Miravet. Toman Mora, Corbera, Camposines. Llegan a Gandesa y a la Fatarella. El tercio de Montserrat parte desde Extremadura. Maik conduce la ambulancia de la Lincoln y aún no ha cruzado el río.

Las tropas republicanas se detienen frente a Gandesa. Resistir es vencer. Basilio Perich perdió a Berta y a César en el bombardeo de Granollers. Carmela Miró trabaja para el Servicio de Bibliotecas del Frente. En Pandols la lucha es infernal; el calor, espantoso; el olor, rancio, podrido, olisco. En las alturas no hay refugio, y el terreno que se pierde se recupera, sin descansar, para no ser ejecutados.

En Agosto Maik y Carmela se encuentran. Día diecinueve, el tercio de Montserrat se deshace en el sector de Cuatro Caminos. El piloto republicano Diego Zaldívar combate sobre el Ebro. Franco observa la batalla. Envía a Munich al teniente falangista Andrés Muro, quien canta en su interior el “Cara al sol”. El piloto republicano Diego Zaldívar continúa combatiendo sobre el Ebro.

En Camposines los soldados combaten. Los aviones fascistas bombardean las poblaciones civiles de la retaguardia catalana. El teniente falangista Andrés Muro recibe instrucciones de Francisco Franco: se va a Munich. Llueve a principios de septiembre. El legionario Isidoro Carmona muere. Los brigadistas internacionales abandonan el frente. El teniente Andrés Muro va camino de Munich.

En Munich Hitler, Mussolini, Daladier y Chamberlain pactan algo más que el destino de Checoslovaquia. El teniente falangista Andrés Muro negocia con Konrad Zausch el envío a España de nuevas armas. Se combate en las cimas de la sierra de Cavalls. Barcelona y otras ciudades despiden a los brigadistas internacionales. Maik busca a Carmela. No la encuentra.

Muere Pablo Uriguen. Carmela nunca encontrará a Maik. El 31 de octubre Cavalls es el Infierno. Diego Zaldívar es herido. Llegan el repaso del río, la retirada y el exilio. Los brigadistas que no se han ido se concentran en La Garriga. El ejército del Ebro vuela el puente de hierro de Flix. La batalla ha terminado. Comienza lo que pudo haber sido y no fue.