martes, 30 de junio de 2009

EBRO 1938: Sierra de Pandols (Cota 705)



Por Rubén García Cebollero


Quiero agradecer también la labor de Miquel Estruel i Isern. Tiempo habrá de citar otras obras y otros autores, pero ahora quiero señalar su "Serra de Pàndols. Cota 705. Història de la Lleva del Biberó - 41" que en 1998 publicó la Agrupació de Supervivents de la Lleva del Biberó - 41.

Por ello la foto ilustra el monumento a la paz, la reconciliación y la concordia.


Quizá más adelante cuelgue fotos de algunas de las fotos (todo el mundo sabe que la fotográfía se me da fatal, pero algo es algo) que tomé hace unos años. Una de dichas fotos es de la cota 705, a la que llegué con una increíble emoción, un día de semana santa, donde parecía que nadie más quisiera estar allí, y donde bajo el azul infinito del cielo sólo Gandesa me miraba a lo lejos.


Imposible no recordar los versos de Josep Gual:



Avui he tornat
a la serra de Pàndols.
I a la cova he trobat
les sabates d'en Jaume.
Un forat a les soles
i una pinta de bales,
dins un plat enfangat
tres cascots de metralla.
Des de l'any trenta-vuit
jo no havia tornat
a la serra de Pàndols.
I a la cova han quedat
les sabates d'en Jaume.

Traducción: Hoy he vuelto / a la sierra de Pándols./ Y en la cueva he hallado/ los zapatos del Jaime/. Un agujero en las suelas/ y una cinta de balas/ en un plato enfangado/ tres cascotes de metralla./ desde el año treinta y ocho/ no había vuelto yo/ a la sierra de Pandols./ Y en la cueva han quedado/ los zapatos del Jaime.


Las nubes, la luz, el cielo. La cota 705. La que cayó el catorce de agosto del 38. La de la ermita de Santa Magdalena. Una línia como el camino de la Fontcalda que nos recuerda que Pandols es una sierra desolada, sin agua, sombra ni casas. Una cadena de azuladas montañas de pizarra al sur del frente.


Y que a veces nos toca estar donde no queremos, donde no hay más remedio, donde no hay más salida. Y aún así: hay quien nunca se rinde.

domingo, 28 de junio de 2009

EBRO 1938. Las ciudades (Angüés)


Por Rubén García Cebollero


La foto es de la iglesia de Angüés, villa del somontano oscense, de la que es natal el personaje de Roque Esparza, uno de los pontoneros republicanos en el Ebro, y por la que pasaron las tropas de Líster en el 37.



Quiero agradecer aquí la obra de José María Ferrer Salillas, y de María Ángeles Albió Zamora, "Angüés (historia, vida y costumbres de una villa del Somontano oscense), publicada en la Colección Cosas Nuestras, 21, y editada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación de Huesca) en 1998.


En el primer capítulo de EBRO 1938 uno sabe que Angüés huele a tierra seca, a grillo, a sudor y rastrojo de polvorientos caminos, vides y trigales. Pero también da la fuerza a pontoneros como Roque de los que aún hoy en día se canta:


Aunque me tiren el puente
y también la pasarela
me verás cruzar el ebro
en un barquito de vela.
Cien mil veces que los tiren
cien mil veces los haremos
tenemos cabeza dura
los del cuerpo de ingenieros.


Cerca de Angüés está el río Alcanadre, que nada tiene que ver con la abundancia del Ebro, pero cuyo puente colgado fue quemado, en la carretera que lleva a Barbastro, para que no llegaran al pueblo los republicanos. La onceava brigada de Líster, en agosto del treinta y siete, llegó y lo ocupó por las armas. Roque se marchó con ellos.


No muy lejos de Angüés está Peraltilla, de donde era el señor Jesús Lacoma Langlara quien había sido compañero de los de la 130 de la 43, en su batallón 520, y en la bolsa de Bielsa se pasó a los nacionales. Peraltilla, su pueblo, ya estaba en la otra zona. Pasó de bailar en Abizanda con las mozas del lugar a hacer trincheras en Boltaña y verse expulsado a Francia, y de allí a Villarobledo de Santander. Los nacionales lo enviaron al Ebro y lo que tomaban de día lo perdían de noche, sin descanso. Dormían de dos en dos, espalda contra espalda y con dos mantas, la de arriba chupida de humedad. Había uno de Rodellar llamado Modesto Nasarre que le dio por muerto al escribir a casa, y un poco más y el padre Marcelino en Peraltilla hasta le hace una misa. Luchó por dos duros diarios viendo morir a la gente como conejos.
Casi la misma tierra. Casi dos hombres distintos.


El mismo sol de Angüés que lucía en el Ebro.


Y Roque Esparza estira de la soga, junto al resto de pontoneros, y recuerda pajares y mozas, cansancios y placeres, de los que ahora sólo quedan rescoldos en la memoria.


La de quienes sabemos que hay quien nunca se rinde.

viernes, 26 de junio de 2009

EBRO 1938. Las ciudades (La Garriga)


Por Rubén García Cebollero


Decía Miguel Delibes que una novela es un hombre, una pasión, un paisaje. En el caso de EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, uno de esos paisajes es el de la Garriga, donde en 1938 había un campo de aviación, y por donde algunas tropas de brigadistas internacionales se retiraron tras la retirada.


Merecido es aquí recordar a Josep Corominas Colet, que en paz descanse, y que en aquella época era oficial de artillería en la 130 brigada de la 43 División republicana, con cuyo testimonio se da epílogo a los 14 capítulos en los que se construye la novela.


La misma gratitud debo al historiador y librero Joan Hernandes i Oliveras, pues EBRO 1938, la batalla de la Tierra Alta, empezó a gestarse en 1998, una época en que muchas cosas eran diferentes y en las que aún habías testimonios orales hoy perdidos.


También debo agradecer al historiador Santiago Cucurrella i Fernandes la lectura de la primera versión, por fortuna reescrita con mejor fortuna en los años posteriores, así como el ejemplo y la amistad mientras esta novela nacía.


Hablar de la Garriga es hablar de una parte de mi vida, la del escritor, y al mismo tiempo de una parte de la vida del personaje, uno de los personajes (Basilio Perich), de la novela. Un personaje marcado por el bombardeo de Granollers (del que hablaremos más adelante) y que debe sobrellevar las pérdidas que la guerra ocasiona en plena batalla del Ebro.


Hablar de la Garriga en 1938 requiere agradecer el trabajo de Joan Garriga i Andreu, con su "Revolta i Guerra Civil a la Garriga (Vallès Oriental) 1936-1939" que editó L'Aixernador, en Argentona, en 1986, y fue reimpreso en 1993.


La fotografía de este post es un bombardeo de la Garriga. Una población, en 1938, en la que había más de tres centenares de niños asturianos, en los refugios infantiles, con sus maestros de las escuelas hogares.
¿Pero qué sucedió con Berta y César, mujer e hijo de Basilio Perich? ¿Qué sucedió con él, y con tantos otros? ¿Qué fue en verdad la batalla del Ebro?


Para contestar a éstas y a muchas otras preguntas me embarqué en EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, y descubrí cuánto puede doler un treinta y uno de mayo, una victoria, una derrota.

miércoles, 24 de junio de 2009

¿Por qué he escrito EBRO 1938 (la batalla de la tierra alta)?

Por Rubén García Cebollero



Mi padre me cóntaba cómo el bisabuelo le contaba que, por las noches, en el frente del Ebro no podían encender los cigarrillos, pues ese breve punto de luz servía para apuntar al enemigo.

Fue a finales de 1998 cuando quise saber más, y quise contar más. Ahí empezó una locura que culminará en octubre, con la publicación de la novela EBRO 1938 (la batalla de la tierra alta) y hasta entonces espero ir explicando algo más de este lento, pero gratificante, proceso.

Habrá mucho de lo que hablar, de uno y otro bando, y animo a todos aquellos que perdieran a un familiar que hagan constar por aquí sus nombres y sus causas. Esta semana ha fallecido Vicenç Ferrer, en la India, y él también estuvo en la batalla del Ebro.

Las palabras de hoy las dedico a Jaskel Honigstein, el último caído de las brigadas internacionales, recordando el poema de José Herrera Petere, que en una de sus estrofas dice así:

Que los abetos se yergan
en las umbrías polacas
de orgullo, como el olivo
del valle del Ebro en llamas.



En los próximos días hablaremos del trabajo de otros/as escritores/as e historiadores/as sobre la batalla del Ebro.

Con respeto, cualquier aportación será bienvenida.

martes, 23 de junio de 2009

EBRO 1938 (Día Cero)

En el catálogo de la editorial Nowtilus de octubre, que se hará público en julio, ya podréis ver la portada de la Primera Edición (que empecé a escribir en 1998) de:

EBRO 1938

Sinopsis: A través de diversos personajes se narra la batalla del Ebro. Desde los preparativos para la misma hasta el repaso del Ebro. Los personajes pertenencen al bando nacional y al republicano. Se dedica un capítulo al pacto de Munich y otro a la despedida de los brigadistas internacionales.

RESUMEN:

Vicente Rojo tiene el plan. Lo presenta al Consejo. El ejército del Ebro se prepara para cruzar el río. Pedro Hernandez, Roque Esparza, Pablo Uriguen, Maik, todos usan pontones, botes pequeños, ametralladoras y morteros. Pasan el Ebro a las cero horas, quince minutos. 25 de julio de 1938. Las tropas republicanas avanzan hasta donde se les diga.

La bibliotecaria Carmela Miró escucha el parte radiofónico. La operación ha comenzado y todo marcha bien. Entre Mequinenza y Amposta, los republicanos toman el castillo de Miravet. Toman Mora, Corbera, Camposines. Llegan a Gandesa y a la Fatarella. El tercio de Montserrat parte desde Extremadura. Maik conduce la ambulancia de la Lincoln y aún no ha cruzado el río.

Las tropas republicanas se detienen frente a Gandesa. Resistir es vencer. Basilio Perich perdió a Berta y a César en el bombardeo de Granollers. Carmela Miró trabaja para el Servicio de Bibliotecas del Frente. En Pandols la lucha es infernal; el calor, espantoso; el olor, rancio, podrido, olisco. En las alturas no hay refugio, y el terreno que se pierde se recupera, sin descansar, para no ser ejecutados.

En Agosto Maik y Carmela se encuentran. Día diecinueve, el tercio de Montserrat se deshace en el sector de Cuatro Caminos. El piloto republicano Diego Zaldívar combate sobre el Ebro. Franco observa la batalla. Envía a Munich al teniente falangista Andrés Muro, quien canta en su interior el “Cara al sol”. El piloto republicano Diego Zaldívar continúa combatiendo sobre el Ebro.

En Camposines los soldados combaten. Los aviones fascistas bombardean las poblaciones civiles de la retaguardia catalana. El teniente falangista Andrés Muro recibe instrucciones de Francisco Franco: se va a Munich. Llueve a principios de septiembre. El legionario Isidoro Carmona muere. Los brigadistas internacionales abandonan el frente. El teniente Andrés Muro va camino de Munich.

En Munich Hitler, Mussolini, Daladier y Chamberlain pactan algo más que el destino de Checoslovaquia. El teniente falangista Andrés Muro negocia con Konrad Zausch el envío a España de nuevas armas. Se combate en las cimas de la sierra de Cavalls. Barcelona y otras ciudades despiden a los brigadistas internacionales. Maik busca a Carmela. No la encuentra.

Muere Pablo Uriguen. Carmela nunca encontrará a Maik. El 31 de octubre Cavalls es el Infierno. Diego Zaldívar es herido. Llegan el repaso del río, la retirada y el exilio. Los brigadistas que no se han ido se concentran en La Garriga. El ejército del Ebro vuela el puente de hierro de Flix. La batalla ha terminado. Comienza lo que pudo haber sido y no fue.