viernes, 26 de junio de 2009

EBRO 1938. Las ciudades (La Garriga)


Por Rubén García Cebollero


Decía Miguel Delibes que una novela es un hombre, una pasión, un paisaje. En el caso de EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, uno de esos paisajes es el de la Garriga, donde en 1938 había un campo de aviación, y por donde algunas tropas de brigadistas internacionales se retiraron tras la retirada.


Merecido es aquí recordar a Josep Corominas Colet, que en paz descanse, y que en aquella época era oficial de artillería en la 130 brigada de la 43 División republicana, con cuyo testimonio se da epílogo a los 14 capítulos en los que se construye la novela.


La misma gratitud debo al historiador y librero Joan Hernandes i Oliveras, pues EBRO 1938, la batalla de la Tierra Alta, empezó a gestarse en 1998, una época en que muchas cosas eran diferentes y en las que aún habías testimonios orales hoy perdidos.


También debo agradecer al historiador Santiago Cucurrella i Fernandes la lectura de la primera versión, por fortuna reescrita con mejor fortuna en los años posteriores, así como el ejemplo y la amistad mientras esta novela nacía.


Hablar de la Garriga es hablar de una parte de mi vida, la del escritor, y al mismo tiempo de una parte de la vida del personaje, uno de los personajes (Basilio Perich), de la novela. Un personaje marcado por el bombardeo de Granollers (del que hablaremos más adelante) y que debe sobrellevar las pérdidas que la guerra ocasiona en plena batalla del Ebro.


Hablar de la Garriga en 1938 requiere agradecer el trabajo de Joan Garriga i Andreu, con su "Revolta i Guerra Civil a la Garriga (Vallès Oriental) 1936-1939" que editó L'Aixernador, en Argentona, en 1986, y fue reimpreso en 1993.


La fotografía de este post es un bombardeo de la Garriga. Una población, en 1938, en la que había más de tres centenares de niños asturianos, en los refugios infantiles, con sus maestros de las escuelas hogares.
¿Pero qué sucedió con Berta y César, mujer e hijo de Basilio Perich? ¿Qué sucedió con él, y con tantos otros? ¿Qué fue en verdad la batalla del Ebro?


Para contestar a éstas y a muchas otras preguntas me embarqué en EBRO 1938, la batalla de la tierra alta, y descubrí cuánto puede doler un treinta y uno de mayo, una victoria, una derrota.

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