lunes, 24 de febrero de 2014

Los niños que ya no sonríen - Fran Santana



¿Qué harías tú por tu hij@?

Los niños que ya no sonríen, de Fran Santana, es la primera novela publicada de un autor que ha llegado, por fortuna, para quedarse.

No se puede decir que el género negro ande escaso de grandes personajes, pero siempre es de agradecer que aparezcan buenas novelas, sean del género que sean.

En este caso, con el paisaje bilbaíno de fondo nos encontramos con Yago, un policía vasco, cuya ex mujer tiene una vida marcada por las adicciones, que recuerda a otros grandes personajes, como el protagonista de Ocho millones de maneras de morir. Sin embargo, acompañar a Yago en este viaje, como el niño que mira por la rendija en la portada, va a llevarnos desde la luz hasta la oscuridad, con pulso, con ritmo, con la decisión de quien tiene algo que contar, y además sabe como hacerlo, y quiere tenernos con el alma en un puño.

Lo más difícil de escribir una novela, y creo que puedo hablar con algo de criterio sobre el tema, no está en enredar la trama, es decir, en coger un hilo y anudarlo mil veces, sino en conseguir que al desenredarlo, como el gesto de un mago, todo cuadre como debe cuadrar, y quien lee cierre el libro con pena, con pérdida, con esa sensación de que si hubiera otra novela más la devoraría con gusto, sin darse cuenta, siguiendo los hilos que el autor nos propone sin que nos demos cuenta.

Y cuando eso sucede da igual el nombre del autor, o el nombre de la novela, porque aunque no los conozcamos ya nunca los vamos a olvidar. Lo que sucede con Fran Santana es lo mismo que sucede cuando abres una novela de Jim Thompson. No te darás cuenta y tendrás un nudo en la garganta. Sentirás un carrusel de emociones. 

Ediciones B publica esta novela, que tengo la suerte de poder convertir en guión de cine, junto a Marcel Ros. Una novela de película, de principio a fin. Una novela que empieza con la fiebre, y que acaba entrando bajo la piel de quien la lee con esa extraña sensación que dejan solo las grandes lecturas, las obras honestas, las páginas en las que alguien ha dejado un trozo de vida para dar voz al lado más oscuro, al vacío más débil, a la injusticia que todos debemos combatir.

Así que crucemos los dedos para que pronto, tras esta gran novela, podamos disfrutar de muchas más, con Yago como protagonista, o con otros personajes con los que Fran Santana sea capaz de volvernos a entretener, a deslumbrar, a recordar que aún es posible encontrar joyas que son necesarias porque no necesitan publicidad, porque la publicidad sólo existe para venderle a la gente lo que no necesita, y a las novelas que son necesarias quien ama la lectura siempre agradece llegar, las recomienda, las recuerda como lo que son, como esa bendita manía de contar, con la que el mundo es algo más habitable.

Por todo eso, y más, mil gracias, Fran Santana. Siga escribiendo. Siga siendo humilde y claro. Siga construyendo, palabra a palabra, más novelas como Los niños que ya no sonríen, porque quien es capaz de dar voz al silencio, puede deslumbrarnos como Chester Himes, que decía que toda violencia desorganizada es como un ciego con una pistola.

¿Qué harías tú por tu hij@?

No hay comentarios:

Publicar un comentario